En enero del año 2000, en uno de los peores momentos del crack argentino, Castro le abrió las puertas de la clínica internacional “La Pedrera” para que se atendiera de sus adicciones.
Cinco años más tarde, con Maradona recuperado, el mandatorio cubano participó en el programa “La Noche del 10”, donde fue entrevistado en una de las emisiones de mayor rating de la serie televisiva.
Maradona llevaba tatuados en una pierna el rostro de Fidel Castro y la cara de Ernesto “Che” Guevara, en un brazo.
Casado con Mirta Díaz-Balart Gutiérrez, una estudiante de Filosofía de la Universidad, de 20 años y perteneciente a una influyente y adinerada familia, bien situada entre las élites conservadoras del país, el tránsito político-militar de Castro en la escena nacional cubana cobra especial atención sobre mediados de la década de 1950.
Para 1956, el 7 de julio los Castro tomaron el camino del exilio en México, donde Fidel reagrupó a sus partidarios bajo la sigla del M-26-7. Fue en ese período que entró en contacto con el médico argentino Ernesto Guevara, junto a quien planeó la incursión a Cuba con el objetivo de iniciar un foco guerrillero que, simultáneamente a una sublevación de jóvenes, debía desencadenar una revuelta nacional contra Batista.
Para el 25 de noviembre de 1956 Fidel, Raúl, el Che, Camilo Cienfuegos Gorriarán, Juan Almeida Bosque y otros expedicionarios zarparon en el yate Granma desde el puerto mexicano de Tuxpán, en el estado de Veracruz, desembarcando o encallando sobre el área de Los Cayuelos, cerca de la ciudad de Manzanillo, en Oriente.
Tras un enfrentamiento con las tropas allí presentes y con solo 22 supervivientes, consiguieron adentrarse en la Sierra Maestra, donde, tras reagruparse con el nombre de Columna José Martí y bajo el mando de Castro, emprendieron la lucha guerrillera contra los 40.000 soldados del Ejército de Cuba.
Comentarios