Todo comenzó en 2003, cuando Patricia Jurnádez tuvo que enfrentarse a la voracidad de las llamas en un incendio en su propio barrio, en Villa Ciudad América. Ese año se recuerda aún en Córdoba como el de los incendios más dramáticos de la década, ya que provocaron dos pérdidas humanas en esa localidad.
Ante el riesgo inminente, los vecinos se organizaron e hicieron una cadena humana para transportar agua tan rápido como fuera posible y así proteger a sus familias.
En ese momento yo también quedé encerrada en el fuego y tuve que saltar al fuego porque no me quedaba otra opción", explica Patricia, "de ahí, yo digo 'esto es lo mío'".
Así descubrió una vocación que la acompañaría por 16 años: ser bombera voluntaria. Esta profesión adquiriría tal relevancia en su vida, que sus seis hijas mujeres optarían por acompañarla e imitarla.
Esto es trabajar sin recibir nada a cambio, solamente las gracias de las personas, y con eso sos inmensamente feliz", explica Meli, una de las hijas de Patricia, quien ya se desempeña como voluntaria en el cuartel de Villa Ciudad América.
El trabajo de su hermana, Johana Antúnez, trascendió durante la última oleada de incendios en la zona por su templanza y compañerismo en un momento de extrema tensión.
Cuatro de las jóvenes Antúnez ya son bomberas voluntarias, las otras dos están en la escuela de cadetes preparándose para serlo.
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