Los accidentes cerebrovasculares ocurren cuando se interrumpe o reduce el suministro sanguíneo al cerebro, provocando entonces la falta de oxígeno al tejido cerebral y generando, por tanto, la muerte de las neuronas.
Hay dos tipos de accidentes cerebrovasculares. Está el ACV Isquémico que es el que sucede cuando a causa de un coágulo o materia grasa, se obstruye el suministro de sangre a una parte del cerebro. Este es el ACV que ocurre con mayor frecuencia ya que se da en un 80% de los casos. Este ACV puede afectar el habla, la visión, la memoria y las emociones de la persona.
Algunas secuelas pueden ser bastante leves y sus efectos temporales, mientras que otras veces pueden ser más graves y causar daños permanentes como por ejemplo debilidad, parálisis o falta de sensación de un lado del cuerpo (generalmente el lado izquierdo), dificultad para tragar, cansancio extremo y problemas para dormir, problemas con el habla, para leer y escribir, problemas con la visión, como visión doble o ceguera parcial, dificultades con la memoria y la concentración, dificultades en la coordinación y cambios de comportamientos entre otros.
También existe el ACV Hemorrágico, que sucede cuando es provocado por un sangrado en el cerebro. Esto puede suceder cuando un vaso sanguíneo se revienta dentro del cerebro o, menos común, en la superficie del mismo. Pero este ACV es el menos probable.
Para saber todo lo referente a síntomas y prevención de los Accidentes Cerebrovasculares, invitamos e “Salud en 3 Minutos” a la Dra. Pamela Dorrego, Jefa de Neurología del Hospital Italiano para saber cómo podemos prevenir un ACV, y también para conocer la importancia que tiene este Proyecto de Ley para la Prevención y Lucha de los Accidentes Cerebrovasculares.
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