Luego de las condenas a nueve líderes independentistas por la fallida secesión de 2017 se desataron una serie de incidentes en Cataluña.
Miles de independentistas cortaron rutas, vías de ferrocarriles y hasta bloquearon parcialmente el aeropuerto de Barcelona.
A partir de esto, los agentes cargaron contra los manifestantes que, lanzando piedras y papeleras, intentaban romper el cordón policial en la entrada del aeropuerto de la capital catalana.
Según los servicios de urgencia, 34 personas resultaron heridas en las inmediaciones del lugar.
A su vez, el administrador del aeropuerto Aena declaró que unos 108 vuelos fueron anulados por los disturbios.
El objetivo de los manifestantes era repudiar la sentencia que condenó al ex vicepresidente catalán Oriol Junqueras a 13 años por sedición y malversación, la más dura de las penas contra los doce separatistas.
Además de él, fueron condenados la ex presidenta del parlamento catalán, Carme Forcadell (11 años y medio), el ex presidente y presidente de influyentes asociaciones independentistas ANC y Omnium Cultural, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart (9 años), y cinco antiguos ministros regionales (entre 10,5 y 12 años).
"No es justicia, es una venganza", denunciaron en un comunicado común los nueve independentistas condenados a penas de cárcel.
Por su parte, Junqueras escribió una carta en la que dijo: "Volveremos, y volveremos más fuertes".
Miembros del movimiento independentista declararon que su intención era actuar siempre de forma pacífica pero los disturbios se debieron a que no les quedó otra alternativa para que los escuchen.
"Ahora sólo nos queda la vía de la desobediencia civil e institucional. Esto va para largo", dijo Juli Cuéllar, un funcionario de 44 años, en el centro de Barcelona.
Más allá de los disturbios, la sentencia devolvió la cuestión catalana al centro de debate político a sólo algunas semanas de las elecciones legislativas del 10 de noviembre.
Comentarios