Portada  |  02 marzo 2020

"Yo robaba porque me gusta", una nueva confesión con Mauro Szeta

Condenado por robo agravado, poblado en banda y la participación de un menor a 4 años de prisión. Lleva detenido dos años y ocho meses. Es la primera vez que está en prisión. Le contó su historia a Mauro Szeta.

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Cristian Orlando Varela Troccoli, "Piku" como lo conocen sus amigos y compañeros de celda, tiene 22 años. Nació y se crió en Monte Chingolo, Lanús, en un barrio de monoblocks que se conoce como Las Torres.

El padre trabajó en el puerto y luego puso una remisería; falleció cuando él tenía 10 años de edad. La madre fue costurera y ama de casa. Tiene cuatro hermanos, él es el segundo; tres de sus hermanos están detenidos.

“Cuando murió mi viejo, por el dolor empecé a hacer cualquiera. Me acuerdo que era chiquito, conseguí un fierro y salí a robar con tres más. Hacíamos entraderas en casas de Lomas y Wilde. En esa época no salía a robar drogado”, cuenta.

Comenzó a consumir cocaína a los 18 años, la madre intentaba de todas formas que dejara de delinquir y drogarse pero él no la escuchaba. “Con la plata que conseguía de los choreos me compraba ropa o iba al shopping. Mi mamá no aceptaba la plata porque sabía que era robada”, recuerda.

“Cuando entraban o sacaban el auto de las casas nos bajábamos y los robábamos. Teníamos que hacerlo rápido, nos llevábamos el auto y lo usábamos para robar en otro lado, en esos casos no entrábamos en la casas porque quizás un vecino vio el movimiento y llamó a la policía. Una vez en Banfield vimos una señora salir del banco con plata y la seguimos. Entramos en la casa y adentro había una parejita que encerramos en el baño y a la mujer la empezamos a apretar. Nos dio un morral que tenía 500mil pesos y nos fuimos”, dice.

Tras ese último robo intento dejar de delinquir, conoció a la que hoy es su novia: Melody (tiene un tatuaje en el brazo con su nombre). “Yo ya había descolgado del afano, quería dejar todo y ponerme a laburar”, recuerda. Pero todo iba a cambiar una noche luego de una discusión con ella, “estaba con mis amigos en la puerta de casa y en un momento empezamos a discutir con ella porque no quería que estuviera con ese grupo, yo le dije que me iba con mis amigos y ella me dijo: ´Ojalá que caigas en cana´, y acá estoy. La verdad que no tenía ninguna necesidad de robar ese día”, cuenta resignado.

El día que lo detuvieron habían robado un auto y empezaron un raid delictivo, mediáticamente el caso se conoció como "La Banda del Corsa gris". Lo persiguieron con cuatro patrulleros y lo terminaron emboscando.

Está arrepentido de haber dejado sola a su familia, Melody sigue visitándolo en la cárcel y de vez en cuando se ríen del día que lo maldijo y cayó en prisión.

Texto: Manuel Codegone

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