Portada  |  29 julio 2020

Volver al futuro: la nueva vida tras superar el coronavirus

Son 10 personas recuperadas, luchadoras, sobrevivientes del COVID-19 con Roberto Funes Ugarte.

Informes especiales

Cada uno tiene una historia para contar, vivió el trayecto del virus de forma diferente, pero los une el hecho de haber sido víctimas directas de la pandemia. Los diez se juntaron con Roberto Funes para abrirse y expresarse, para perder la vergüenza y acaso el temor a la discriminación.

José Luis tiene 52 años. Estuvo internado en terapia intensiva y debió hacer uso de un respirador artificial. Estuvo inconsciente por aproximadamente 10 días. Cuando despertó se enteró de que, por su recuperación, se organizó una cadena extensa de rezos (llamados “tehilim”- salmos en la religión judía) en la cual muchos se solidarizaron, se preocuparon por su bien y confiaron en que iba a mejorar. Esta también muy agradecido al personal médico del hospital británico y especialmente a uno de sus médicos principales, que lo asistió y hasta le dio de comer, por su falta de movilidad.

Julio y Carlos son padre e hijo. Los dos estuvieron internados en espacios continuos, pero Julio debió ser asistido en terapia intensiva. Como José Luis, Julio también debió ser intubado. Cuenta que en su estado de inconsciencia siente haber visto la famosa “luz blanca” junto a sus antepasados fallecidos, como si estuviera entrando en otro plano.

Finalmente pudo, de a poco, presentar mejorías y hoy se encuentra en su casa con su hijo.
Adriana fue otra de las presentes en el encuentro. Tiene 28 años y tuvo síntomas muy fuertes: fiebre de hasta 40 grados, así como también pérdida de energía corporal y movilidad. Debió ser internada y lo que más le costó fue dejar a su hijo de 8 años que padece de autismo. Lo extrañó profundamente, lo primero que hizo cuando se enteró que se había curado es abrazarlo al borde de las lágrimas.

Ismael es otro guerrero, otro recuperado. Dentro de sus síntomas sintió dolores fuertes en la cabeza y en la cara. Es uno de los récords en cantidad de días internado, a la espera del resultado negativo. Debió esperar 50 días, y en ese transcurso de tiempo le hicieron 8 tests, hasta que el último dio negativo. Con sus 23 años, demuestra que este virus realmente no hace distinción de edades.

Francis también da cuenta de ese mensaje. Tiene 25 años, y también debió ser internado por contraer el virus. Su historia fue dolorosa no solo por los efectos físicos del covid, sino más que nada por la discriminación que sufrió. Los vecinos de su edificio pusieron carteles en el establecimiento “acusándolo” de contraer coronavirus, y lo llegaron a llamar “egoista” por haber permanecido en su departamento.

El Doctor Diego Boo (médico clínico) y el Dr Juan Carlos Caputo (traumatólogo) son colegas en el hospital Durand y pasaron juntos esta enfermedad, acompañados a la distancia. Se enojaron con el virus en sí mismo, pero soportaron sus consecuencias. Una vez recuperados, juntos decidieron ayudar a pacientes, como de costumbre, pero esta vez de otra manera: donando plasma. Ya van por su segunda donación.

Raquel es personal de salud, trabaja en el hospital italiano. No esperó que el resultado del test diera positivo, pero lastimosamente así fue. Una vez curada volvió a trabajar y, en esta reunión de recuperados, fue la única que fervientemente afirmó que se ofrecería como voluntaria para probar la vacuna contra el coronavirus. Sin miedo a eventuales efectos colaterales.

Gabriel también es personal de salud, es médico, residente de cirugía. Cree haber contraído el virus en un viaje familiar antes que se establezca la cuarentena. De los diez entrevistados fue quien afirmó con más seguridad que la pandemia ha dejado una enseñanza para la sociedad. Un aprendizaje sobre la escala de valores y prioridades que debemos tener, sobre dónde deberíamos poner nuestro foco de atención.

Y efectivamente, los diez presentes han aprendido de fortaleza, de amor, de tolerancia y de entrega en esta pandemia. Es que es justamente aquello, no solo el test “negativo”, lo que los convierte en recuperados, en sobrevivientes, en guerreros.

AGRADECIMIENTOS:
El espacio de grabación fue otorgado por el municipio de S. Isidro. Agradecemos al Centro Municipal Puerto Libre.

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