"Los órganos no deben ir al cielo, deben quedarse en la tierra para salvar vidas", así lo expresa Mario Siarez, trasplantado de corazón a los 42 años.
Estuvo internado durante un mes hasta que llegó el órgano que tanto necesitaba. Hoy hace vida normal, a tal punto que corrió maratones.
El 2018 fue un año récord en donación, impulsado gracias a la Ley Justina.
Comentarios