La pandemia resultó causar o potenciar el insomnio. Nicole tiene 14 años, estudia en la secundaria. Desde comienzos de la pandemia le cuesta dormir por las noches, por los cambios que implica la modalidad actual de estudio así como también por la incertidumbre sobre la presencialidad de las clases. Hay noches que prácticamente no duerme, solamente siente que sus ojos "descansan" pero no así su cuerpo. Al día siguiente la energía es escaza, el cansancio se vuelve cotidiano.
María José, de 64 años, sufre el insomnio desde antes de la cuarentena, la cual llegó a potenciar su falta de sueño. Sus preocupaciones económicas e inmensas incertidumbres la desvelan, la agotan. Se levanta repetidas veces a la noche, agarra el celular, camina de un lado al otro sin saber qué hacer ni a quién recurrir.
Fernando tiene 54 años. Cuenta que vive "de pasado", como si no tuviera cansancio, como si dormir no fuera necesario. Hasta que llega un momento en el que se vuelve inevitable, se rinde felizmente al sueño aunque sea por momentos breves y esporádicos.
Hay investigaciones en curso sobre el tema, sin recetas exactas. Aun así, la higiene de sueño (acostarse en la cama temprano, sin usar celulares o computadoras antes de dormir, comer sano, entre otras prácticas) puede ser una herramienta amiga, una gran ayuda.
AGRADECIMIENTOS:
Dr. Pablo FERRERO (M.N. 119.738) Dir. Instituto Ferrero de Neurología y Sueño. @ElDoctorDelSueño.
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