Para llegar a ellos lograron un entrecruzamiento de llamadas telefónicas, mediante un número de teléfono celular que le dieron un canal de noticias.
A partir de este día fueron recreando las llamadas que hicieron ese día y los anteriores al gran robo. Pero además hubo un dato fundamental para encontrar a los ladrones, un testigo clave en la causa fue la mujer de uno de ellos. El acuerdo que tenían hecho era que debían mantener el botín sin movimientos durante un año, para pasar desapercibidos.
En el caso de La Torre, el dinero estaba en la casa de uno de sus hijos y aparentemente faltaba una parte del total, frente a esta situación había una discusión familiar que era denunciada en la fiscalía. De esa manera logran ubicar a los delincuentes y dar con ellos.
En los distintos allanamientos que se hicieron haciendo varios dibujos, pero sobre todo hay uno que fue descubierto por el fiscal Garbus en el cuaderno de Sebastián García Bolster donde se detalla la cantidad de maderas, acero y tensores, que se van a perder para realizar la construcción del dique que les permitiría, después del robo, salir a la superficie.
Según el delincuente, este dibujo era de un cobertor que se iba a usar para una pila. Imposible, según afirma el Fiscal, porque pesaría toneladas y no sería una construcción viable.
Con estas pruebas el fiscal logra llevar a cabo un juicio a los delincuentes y demostrar que su culpabilidad. Los cinco delincuentes fueron condenados y cumplieron la pena, sin embargo, al día de hoy, se recuperaron solo un millón de dólares, de los 19 que habían sido robados.
"No hay forma de encontrar el resto del dinero, porque se mueve en un mercado negro e ilegal" asegura Garbus.
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