Conserva aún el fax que le envió la Roma el 23 de enero de 2010 cuando buscaban un arquero suplente para el equipo sub-17, pero decidió no fichar por el club y el año siguiente entró en el seminario.
"Tras la prueba me llamó al entrenador Andrea Stramaccioni y me dijo que podía fichar", explica Piermarini, a quien seguramente en esa época se habrá cruzado por la cabeza la imagen del enorme Gigi Buffon; sin embargo la decisión estaba tomada.
Al año siguiente recibió una nueva llamada del Técnico, "Era el 2011 y recuerdo que día tras día dentro de mí sentia que ese sería el camino. Me sentí realizado. Stramaccioni seguro que pensó que era tonto", afirma quien dentro de pocos días será ordenado sacerdote por el Papa Francisco, cuando explica los motivos que lo llevaron a no fichar por el club.
Hoy, con 28 años y siendo reconocido como "el mejor portero de la Clericus Cup", el torneo de fútbol que organiza el Vaticano entre los seminaristas presentes en Roma, reconoce que "no tenía ganas de trastornar mi vida, me di cuenta de que quería hacer otra cosa".
Ahora se encuentra en un "retiro" con sus compañeros en un monasterio de la provincia de Rieti para preparar el encuentro con el papa el 25 de abril.
Fuente y fotografías: EFE y Religión Digital.
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