Desde hace 20 años, Ramona Bustamante llevaba adelante su pelea en la justicia para no ser desalojada de sus tierras, a 20 kilómetros de Sebastián Elcano. Sus abogados alegaban el derecho de la posesión ancestral sobre las tierras en las que vivía junto a su hijo Orlando. En 2003 ocurrió el primer desalojo; ella y Orlando se fueron a vivir a la vera de la ruta hasta que decidieron volver, sus representantes manifiestan que fue obligada a firmar un convenio de desocupación casi sin saber leer ni escribir.
Un año más tarde llegó el segundo desalojo. La mujer manifestó que le destruyeron su casa y arrasaron con sus posesiones. Ramona hizo la denuncia por estafa en contra de los productores agropecuarios y estos rápidamente interpusieron una demanda civil.
Tras muchos años de litigio en la justicia, en 2020 llegó la tercer orden de desalojo y los abogados de la mujer apelaron la decisión judicial. La muerte la encontró esperando que la justicia hiciera lugar a su planteo y le diera la posesión definitiva de sus tierras. "Fue un ejemplo de lucha para todas las familias campesinas y para los productores del norte cordobés", manifestaron desde el Movimiento Campesino de Córdoba.
Foto: La nueva Mañana.
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