La adolescente había sido denunciada por publicar textos difamatorios y amenazantes en Instagram dirigidos a compañeros de colegio, profesores, directivos e incluso padres de sus compañeros. El caso fue tratado como un ejemplo de ciberbullying, un maltrato sufrido por menores de edad a través de medios electrónicos.
El juzgado tomó medidas para abordar el problema, incluyendo la participación de la adolescente en una terapia especializada en desintoxicación de redes sociales, supervisada por expertos de la Universidad Nacional de Córdoba.
Dado que la adolescente es no punible, el juzgado derivó el caso al Centro Judicial de Mediación de Bell Ville para intentar una mediación con enfoque restaurativo. Tras varios encuentros, se logró un acuerdo entre las partes involucradas, y durante el proceso de seguimiento, no se reportaron nuevos conflictos entre las jóvenes ni con otras personas.
La jueza Noelia Azcona resaltó que la adolescente está ahora socialmente insertada y cuenta con apoyo familiar y profesional. Siguiendo el protocolo establecido, la causa fue archivada de forma definitiva, pero se enfatizó la importancia de que la joven continúe con su terapia como apoyo para situaciones futuras.
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