Liliana González nos invita hacer el balance de un año donde la escuela en su formato virtual ocupo un lugar importante en la vida de la familia, requiriendo el esfuerzo de alumnos, padres y docentes.
Para los alumnos significo un esfuerzo de adaptación y autonomía, pero también una tristeza extrañando sus compañeros y el clima áulico, para la familia reprogramar los espacios donde paso a convivir lo laboral, lo académico y lo doméstico. Para los docentes que tuvieron 3 desafíos: la virtualidad, el desarrollo de lo pedagógico didáctico y sobre todo a nivel vincular, viendo como del otro lado algunos chicos no podían conectarse, tanto por razones tecnológicas como de aprendizaje.
Un 2021 que llegará pensando en esa escuela renovada, diferente, recreada con posiblemente contenido curricular más acotado pero con mayor profundidad y contextualización. Será entonces un espacio de encuentro, de debates, de ideas, donde cada uno pueda expresar lo que vivió proyectándose a futuro, que posibilite expresar nuestros sueños desde la emocionalidad.
Liliana destaca su deseo de "que este año ojalá haya despertado en nosotros esa mirada hacia los costados, hacía los mas excluidos y el espíritu solidario, este dolor país, familiar ha movido en todos, donde se hayan despertado miradas, posiciones y acciones más inclusivas, hospitalarias, más humanas."
Te invitamos a ver la columna de este semana en el video de la nota.
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